martes, 19 de octubre de 2010

Un lobo para cada cuento.

 Entonces soplaré, soplaré hasta cansarme...
En ese instante, entra Caperucita, en busca del lobo feroz, porque lo necesitaba para su cuento.
 - Lobo, lobo he venido por ayuda. Pues al lobo de mi cuento lo han echado por enamorarse de mi abuelita y por querer fugarse con ella.-dijo Caperucita.
-Pero estoy ocupado, tengo que tirar la casa de estos tres gorditos y debo decirte que no es nada fácil. Ni bien termine de tirar la casa abajo y los coma, iré detrás de las plantas y haré mi actuación.- dijo el lobo.
Y dicho y hecho, fue al bosque de Caperucita, hizo su actuación, engañó a la niña y llegó antes a la casa de la abuela.
Caperucita entra a la casa y ve a la abuela.
-Abuelita ¡Qué ojos tan grandes tienes!-.
-Ay, ¿Viste?, hoy me hicieron las pestañas- dijo la abuelita.
-Abuelita, ¡Qué ojos tan grandes tienes!-.
-Sí, me los hizo el dentista, son postizos-.
-Lobo, ¿No tenías que comer a mi abuelita? y... ¿Qué hacés abajo de la cama?- Preguntó Caperucita.
-Mm... Es que llegué tarde- dijo el lobo.
-Pero.. ¡AY DIOS, ES INCREÍBLE!. No voy a contratar más lobos, son unos tontos.
-Me voy, pero... ¡Qué linda estás abuelita!
-Son todos iguales, se enamoran de mi abuelita, mi abuelita del cazador, y yo del príncipe de la Bella Durmiente.
-¡Al final, era mejor quedarme con los chanchitos!- Dijo el lobo.

                                         Y colorín colorado,
                                       Terminaron todos peleados.


Victoria S., Laura M., del grupo LEN.GUA.

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